sábado, 1 de febrero de 2014

Hemos muerto como generación



Ya nada queda. 

Es extraño ver las pretensiones de las personas que nos rodean, jóvenes en su mayoría ambiciosos que sueñan lo que nunca van a conseguir. 
No por lo menos por el camino que están tomando.

Y es que estamos constantemente vigilados, siendo observados por nuestros iguales, día y noche. Noche y día.
Nada que hagas va a pasa desapercibido y esto puede causar miedo. O no.
La crítica incesante nos rodea. Los movimientos que realizamos, cualquier cosa que hagas va a suscitar rumores, habladurías. Risa, miedo. Envidias, celos y amor.

Hemos perdido el norte.
¿Cómo hemos llegado a este punto?

Nos apoyamos en el "otros lo hacen" para curar nuestra consciencia, para aliviar las penas de no destacar considerablemente

Si otros saben lo que yo hago, ¿por qué no voy a poder yo ver lo que hacen los demás?

Queremos saber, conocer. Eso sería tranquilizante si no es por el motivo por el que queremos conocer o en sí, qué queremos conocer.
Nos importa la vida de persona ajenas a nuestro entorno, por cosas tan insulsas como los cambios que realizan en su vida, con quien están saliendo, con quién se han peleado o qué hacen un fin de semana cualquiera.

Somos tan predecibles que da miedo.
No, si a mí me da igual lo que piensen de mi.
Pero observas lo que hace el otro.

¿Por qué?
Yo no lo se. Aburrimiento, curiosidad, envidia o que nuestra vida es tan vacía que necesitamos adquirir otra.
Apostaría por esto último.
Las redes sociales nos lo han puesto muy fácil para compartir todo aquello que creemos puede ser "cool" que vea una persona que tengo en mis círculos que conocí hace 9 años en un campamento de verano. O para aquella chica que llevo observando hace meses desde la lejanía y que la tengo como amiga por casualidades del destino. Como si a ella o él les fuera a importar lo que haces tú con tu vida.
¿Verdad?

Porque lo que tú quieres mostrar no es lo que los demás quieren ver:
ellos quieren ver tus fallos, errores, caídas, tropiezos, soledades y demás.
Quieren esto para seguir con sus vidas de mierda y sentirse... un poco mejor. Un poquito superior a ti por instantes.
Es la supremacía del hombre en su estado puro. Es nuestra naturaleza, innato. 
Y puedes pensar que no, que tú no eres así, que te alegras por lo que le pase bueno en la vida a las personas de tu alrededor y llevas razón; yo también me alegro. 
Pero en lo más profundo de nuestro ser esto va clavado a hierro candente.

Y es gracias a lo fácil de las nuevas plataformas de "comunicación". Y va entre comillas, porque están acabando con ella. Gracias a la facilidad que existe ahora para aliviar nuestro subconsciente nos creemos superhombres, capaces de poder con todo. Pero en verdad esa fuerza se sostiene sobre un hilo tan fino que, cuando vuelves a la realidad, te derrumbas sin poder hacer nada para evitarlo. Y me siento impotente; esto está ocurriendo hoy día, a todos, y nunca haremos nada para evitarlo.

Esto nos ha matado.

Estamos muertos en vida.

Hemos muerto como generación, damos asco



Elige bien. 
Ali.

1 comentario:

  1. Pienso como tú y realmente da miedo ver hasta que punto hemos llegado...

    ResponderEliminar