jueves, 27 de febrero de 2014

Debo empezar a no preocuparme por los demás

Antepongo mis necesidades, lucho por intentar que los demás sean felices, que se cumplan sus sueños y metas. Que todo el mundo tenga lo que quiera. 
Pero, ¿y yo qué?
Yo nada. 

Me gusta ver cómo otro sonríe, ver que está feliz, que triunfa. Soy muy egoísta en ese sentido.

Pero me olvido que los demás, en general, no piensan lo mismo. Son más inteligentes, han evolucionado donde yo me he quedado estancada.

En mi círculo de felicidad, mi seno familiar, crecí con mis padres dándome todo lo que necesitaba (ojo, no todo lo que quería), todo el amor que podían dar, el último filete o con un poco de esfuerzo, esos zapatos que llevaba semanas soñando. Lo dieron todo por mí y mi hermano.
Y yo me alegro de poder decir que he aprendido de ellos, que me preocupo por lo que sienta y piense el otro, por intentar ayudar y conseguir que todo salga bien. 
Pero me he descuidado a mi misma. Y al salir de ese círculo cerrado familiar, la realidad me dio de bruces y fue insoportable: salir de casa fue difícil. 

Salir es complicado para todos, pero depende de cómo haya sido su vida, cada persona evolucionará de una forma diferente. Hemos visto de todo: rebeldes, educados, amigables, envidiosos, fiesteros, solitarios, etc. Lo que mamas, serás.
Pero, ¿qué peor puede ser que conocer lo que de verdad esconden las otras personas? Ese personas desconocidas, que ocultan los sentimientos porque todos sabemos que mostrarlos está muy mal visto, y solo quieres conocerlos. Pero se esconden. 
Lo intentas, ayudas, desinteresadamente. Te juzgan, sobrevives, haces cosas mal y cosas bien. Lo intentas, nadie es perfecto. 
Pero te desinflas por dentro. 

Llega un momento que la sonrisa del otro ya no te llena, porque por dentro estás vacía de otros sentimientos. Te descuidas, te sientes inferior y crees que haciendo lo que haces conseguirás encajar. Ser parte de un grupo. Ser alguien al que echar de menos.

¡Cuánto he tardado en darme cuenta de lo equivocada que estaba!

De un golpe se aprende. Y lo importante es aprender a levantarse y empezar a preocuparse por uno mismo, por lo que necesito yo y solamente yo. Que mi vida es única, como la tuya. O la suya. Y vale lo mismo. 
Nunca volveré a descuidar lo que yo deseo siempre sin imponerme por encima de nadie. Pero tampoco quedándome por debajo de nada o nadie.
Y por ello, debo empezar a no preocuparme tanto por los demás.

Elige bien. 
Ali.

No hay comentarios:

Publicar un comentario