Dear diary: Baila como si te fuera la vida en ello

Bailar no es una solución.

No es el fin de los medios.

Es una forma de vida.

Quien decide bailar nos muestra cómo es, cómo será y cómo quiere ser.

Es una actitud.

Estiras los brazos, mueves las piernas, sientes el cosquilleo que te recorre desde la punta del dedo meñique del pie derecho hasta las partes finales de los dedos de tus manos. Es una sensación maravillosa al alcance de todos, pero que pocos experimentan.

¿Miedo?

¿Vergüenza?

Lo hagas bien, lo hagas mal, no importa: it doesn't matter.

Pero demuestra cómo te tomas las cosas con filosofía del que quiere vivir, del que disfruta de la vida. Porque bailar es eso: disfrutar de las pequeñas cosas. Y la vida son pequeñas cosas que se unen formando un inexplicable.

Las pequeñas cosas que parecen insignificantes.

Porque bailar lo puede hacer todo el mundo, mejor o peor. Y hay que aprender a disfrutar de esas de lo que podemos tener con nada: como vinimos al mundo, completamente desnudos. Disfrutas la música, lo que ella te da y lo transmites a través del baile, no tiene más.

Porque soltándote la melena, sacudiendo tus músculos y gritando de felicidad se vive mejor. Y no necesitamos nada. Es lo maravilloso de las cosas pequeñas: por más que nos quieran vender que la felicidad tiene un precio, es inevitable que lo que nos da la vida lo va a superar con creces. Y la vida te lo regala.

¿De verdad piensas, remotamente, que vas a ser más feliz en un Volvo con la última a tecnología y todo el dinero que puedas conseguir si has olvidado la esencia de lo que realmente importa?

El dinero no da la felicidad, pero prefiero llorar en un Ferrari.

Con esa forma de pensar, no puedo más que compadecerte.

Pero si eres feliz ayudando a otra persona, sonríes cuando alguien más está contento, disfrutas de los pequeños detalles que aparecen de la nada, he de decirte que:

Baila sin vergüenzas